
La policía ofreció US 100.000 a quien diera información para ayudar a encontrar al psicópata, hasta que por fin lo detuvieron. Fue él mismo quien urdió todo para culpar y entregar a un inocente.
Durante diez años los asesinatos continuaron en diferentes ciudades, pero con otro modus operandi; desollar y quemar. Su plan fue perfecto todo ese tiempo; el era policía.
Hace dos meses se reabrió el caso. Días después de que su compañero lo llevara a casa cuando se sentía enfermo. El perro adiestrado que los acompañaba aquella vez, descubrió que la pantalla de una lámpara estaba hecha con piel humana.
4 comentarios:
Muy bueno. Final exquisito.
Pues gracias, amigo.
Saludos
¡Hombre, qué buen relato! ¡Y qué final, por Dios!
Te felicito, amigo.
Gracias estimadísimo amigo mío por pasar por aquí.
Un gran abrazo
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